lunes, 19 de abril de 2010

Dermografia




me encantaba descubrir las cicatrices de tu piel
con el alba
descender a ellas besarlas
lamer lentamente los afectos que escondías de la luz
humores tibios rezumaban al nacer del día
mientas rescataba un pequeño cielo
para los dos
a esta hora la política era cuestión de sexos
hacía calor y me encantaba
con deleite me entregaba a deletrear cada uno de los signos
los códigos gemían como muecas laxas
que tu rostro distante me lanzaba mientras besaba
el pistilo delirante de tu flor
así me podía pasar la vida
intuyendo significados ocultos
iniciáticas rutinas
rituales del deleite
la realización del cosmos
pero las obligaciones del deber
las exigencias y los merecimientos
me obligaron a dejar tu puerto
entregado a las marejadas y aguaceros lacrimosos
busqué estupidamente justificaciones a todo
ciego de monotonías
y enfermo de desheredades
inicié la partida de lo que me nombra
en ti quedaron los presentes
y las promesas del ahora
se escapaban de mi miope entendimiento
pero con la distancia inconmensurable
con el frio y la soledad
leo mis manos sin futuro
y solo pienso en ti

sábado, 17 de abril de 2010

trepidante despertar



arde el sol cuando despega del horizonte y larga vuelo
sus cabellos inflaman el amanecer platino
y su firma áurea se tiende larga sobre el océano
rizadas y pelonas las palmeras se agitan
sintiendo un cosquilleo interminable
millares de hormigas inician la interminable faena
recolectoras abejas ordeñan de flor en flor
el viento marino golpea las narices con su aroma seminal
y el mundo germina de a poco, de a poquito
aun cuando en las antípodas la ceniza cae cual llovizna
anunciando el fin de una era
cuando los glaciares respiran
y mana agua

miércoles, 7 de abril de 2010

Estribaciones



Corría como el viento helado que corta al contacto sin lastimar a nadie
Entre la bruma y el pajonal me tendía de cuerpo entero
Sin nortes y sures iba y venía a mi antojo
Descendía y alzaba vuelo en torbellinos de humor acuoso
Rozando como en coqueteos la solidez de los acantilados que me contemplaban
Inmóviles y marcados por el limo de la eternidad y la herrumbre de los líquenes
Rodeado de silencio llegaba para partir de ningún lado a parte alguna
Conmigo iban bestias de a pie y vuelo firme dueños de nada y libres de morar a sus anchas
Peinaba mis rizadas madejas sobre el cristal lacustre repleto de vida exultante
Los hijos del sol se habían hermanado conmigo y el orbe
Desde su llegada en tiempos de olvido adoptaron la geometría rigurosa de la roca
La disciplinada lección del arcoiris,el equilibrio perfecto de los cactus
Con ellos llegaron el maíz domesticado y el respetuoso cultivo
Pero el hambre ciega de oriente llegó a caballo y desde entonces
Poquito a poco me voy quedando solo