miércoles, 9 de septiembre de 2015

¡Humanidad!



Me aterra
encontrarme
con el hombre
-aquello llamado humano-
incluso
con el que habita
en  mí.


La bestia no tiene límites
y olvida con gran presteza .


Sed infinita en la garganta
hambre animal en las entrañas
garras
pesuñas
colmillos abundantes...


Contemplo una larga
cordilleras de huesos
que narran la historia común del nosotros
-muerte y más muerte
sobre la muerte misma-.


Lo universal ha organizado su catecismo
y predica sin vergüenza
sus mea culpa, con impunidad,
indiferencia alucinada
que contempla un cadáver en cruz


Mientras predica
-con absolutas certezas-
que ésta es tierra
de elegidos

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