lunes, 20 de abril de 2009
Los ríos del tiempo
como el tiempo que se hace río
y con o sin piedras se desliza sin prisas
cuando todo pasa en su demencial torrente
en su cauce vamos narrando flotando salvando lo vivido
nada lo detiene todo dolor se pierde
se hace mar y cicatrizan las heridas
nos invade con su amplitud constante
fueron dioses de gozo los días
los que pasando dejan huellas los que
años atrás fuimos dejando ocultos bajo la patina
de la desmemoria
ayer eras no más que un minúsculo enano
que con tus miedos y necesidades
cabalgabas en mis hombros
y en mis brazos dormías con la seguridad
de quien descansa a salvo de hienas y jaguares
mis ojos fueron tu luz
brazos con que te salvaba de la soledad mis miradas
eras mi pequeño en noches infinitas
fruto predilecto de travesías interminables cuando
todo en la vida era posible con tu sonrisa
hoy ya un hombre te miro
te contemplo con la alegre tristeza del éxtasis
veo construir tu templo
erigir el monumento de tus días
con tanta fuerza
potente y decidido en la absoluta fe de ti mismo
voluntad de hierro
tu mi vástago, mi niño, mi hombre
universo de la procreación de mi especia
mi hijo amado, luz de mi mirada….
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