Estaba como la sombra,
a los pies de un algarrobo,
como quien espera la reverberación
cenital de las rocas tendidas al sol
como una revelación de la materia y el tiempo
como la llave de los misterios en los ojos de las moscas
Estaba en el silencio del medio día
cazando al azar
como al vuelo las gaviotas
los peses escurridizos de la memoria
y vine a encallar en ti
como quien naufraga en la marejada del ser
sin un lazo que le apriete la garganta
y me vine a dar de cuerpo entero en tus ojos
a perder las palabras en tus labios
y a comprender
como quien asiste a las ceremonias
que la agresiva presencia es la única forma que nos resta
para jugarnos los susurros
y descubrir un trébol de cuatro hojas....
1 comentario:
Cada día mientes mejor, querido amigo. No, no, ya en serio. Me gusta tu poesía, para la que siempre has tenido habilidad. Un abrazo.
Katerinne
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