“Pero tu cabellera es un río tibio,
Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!”
Mallarmé
Mis sumergidos dedos
En ondas dilatadas
Aroma distante a estrella
Rescatado a la noche
Inspecciono el orden del día
En tu manantial regaso
El tiempo y su sutil arquitectuta
De sal, arena y ola
Arrastrado por la marea
Me dejo llevar tristemente
Como hoja al viento
Me entego, sacrificial cordero
Rendido arribo
Con el silencio de la noche
Hasta tus costas de aguas calmas
Donde me reclama la arena
Para hincar mi bandera