jueves, 17 de marzo de 2011

Sobre la gravedad del cosmos y el silencio de la tarde húmeda


No se pudo amar la casa de naipes
del tarot las cartas principales
se habían largado con los arcanos
de baile a un cabaret lejano
perdidos de dios y el diablo. 
Al pie de las olas, en la tarde se inspiraba el fin
mientras pintaba una zigzagueante mosca esmeralda
con la lengua embadurnada de espanto
donde todo chorreaba en el orbe y se derretía.

Del ala de una golondrina gotearon las primeras lluvias
el torrente atropellado arrancaba árboles
y cadáveres de la tierra  llena de vida
mis ojos no podían olvidar el futuro donde nos vimos
y fuimos charcos llenos de peses y arcoíris
antes de perdernos en las alcantarillas esquineras
donde se acumuló la gravedad
la oscura y pesada gravedad de la tarde
y el silencio del cosmos.