domingo, 8 de agosto de 2010

A contraviento


I
era marzo dentro y hacía un frío enero de escarcha
la luna amohinaba una luz oblicuamente azulada de noches sin perros
lánguidas de lluvia corrían abajo las calles de San Juan al oriente
de espaldas al océano se contemplaban las lomas pardas del espinazo felino
corrían como caudalosa alegoría del tiempo cristalizado de norte a sur
el verdor se confundía con la noche en un solo amasijo de barro
recolectar pasos adoquines plazas templos repasando la gramática nocturna
en las piletas el agua es un fantasma ululante que esconde misterios
un tranvía de humo rompe el silencio con risotadas destempladas
caballos de fuego oscurecen los contornos del pergamino engominado
y a la distancia infinita del ajedrez del adoquín
unas lágrimas obligaban al cosmos a callar las respuestas del por qué
del tabú y del valor de seguir

II
soplaba con desgano para afuera mientras yacía en las profundidades
hacía frío en el cauce de las 2AM del serpenteante Quito
la piel solo es conectividad enchufe al cosmos
la música un oleaje calmo a la distancia ellos bailan
me abrazo y me siento en casa
más allá de las catástrofes y la noche

III
vuelo a contra corriente
un zumbido grave se apodera de las coyunturas
el mareo muerde las costillas como bestia colombina
la cobardía no tiene espacio a pesar de las llagas
el naufragio es imposible sobre el asfalto
muerdo el dolor
pasaran día repetidos de azul profundo
las fechas plagadas de apuros se precipitarán del calendario al suelo
mientras en cama espero los caballos y el tranvía
el cause de las 2 la serpenteante figura de esta ciudad
como yo llena de cicatrices.