lunes, 4 de abril de 2011

de la oscuridad a la luz


De la oscuridad, el peso, se repartía sobre el caparazón de las piedras
ascendía la calle por el espinazo de aquella ciudad arropada de silencios
la nebulosa sábana cubría las gargantas profundas que encauzaban la podredumbre
a esa hora no cantaba ningún ave, el ruiseñor americano reposaba su aguardentosa voz
el silencio se apoderaba de las víctimas de amanecer y sus caras largas y derrotadas
todo en el orbe era mortecino y se oxidaba con más rapidez que el olvido
el atlético viento de afiladas navajas arrancaba hojas de árboles y veredas
todo se licuaba y escurría un fuerte olor a excretas y polilla
solo hacía falta un aguacero para borrar todo y empezar de nuevo
pero como siempre, la luz se anunciaba a destiempo y condenaba el sueño.