martes, 4 de mayo de 2010

marcas del regreso



He vuelto para cumplir los dictámenes del viento
retorno de diez años de odiseas
periplos vagos por las costas caribe
no traigo anclas ni frenos
-nunca las tuve
espero no tenerlas-

llego de manos huecas
carente de presagios la mirada
por no traer no traigo ni recuerdos
dejadas quedan sombras de pasado
plantaciones del presente suplicarán aguaceros
heredades futuras reñirán con óxidos y moho
recuerdo esa inclinación grave a la muerte
con algo de sorna antes del Angelus
el cafe los cigarros...

apenas de equipaje algo de mar escondido entre las lágrimas
un recurrente sinsabor calizo a desprendimiento
alguna sazonada desdicha de días mejores
y la arrogante certeza del que
al darse con la tierra de uno
duelen tanto añoranza como huesos
y no están las manos de nieve
el candor de lluvia
ya nada puede salvarme del atropello

el retorno se concreta y huele a fríos
los cristales lloran por dentro
las calles son otras pero las mismas
como todos, como yo

siguen faltándome los matices de la identificación
ojos de océano
piel de sol
los disputados abrazos de arena y ola
de tempestad y fuego

la terquedad inaudita de las sábanas
y el arrogante aroma de la casa que busco
como demente a la hora de ir a dormir
se escapan y solo nombro a las mujeres de agua
que me hacen falta
para continuar la vida
para poner fin a los retornos
y sentirme en casa más allá del viento y sus designios.