martes, 10 de junio de 2014

Las negras mareas del alma


Aquel hombre se levanta y afloja las cortinas del alma
le pesan las pestañas como témpanos
y a su costado, entre el colchón y el mundo,
le corren los torbellinos helados
ráfagas del quizás, aluviones del tal vez
una sombra milenaria le invade los huesos
los músculos de obstinados y tercos responden
a duras penas a esa hora del ahora inevitable
se escuece por dentro y crepita como tuerca floja
reclama al viento su sordera
grita a la memoria que no olvida
patalea al filo de los recuerdos roídos una y mil veces
clama como un mendigo
la llegada de la imposible cuerda
el nudo apretado a la garganta
las penas como limosna
los compasivos ojos de llano
los pobres golpeteos del ánimo atorados
entre hombros y espalda
ansía una horca

clamando se levanta
sacude el polvo y se ajusta al filo de la cama
como ante un pozo hambriento
y contempla:
temprano la muerte era un lago inmenso
en el medio de tanta nada
él parado como un flamenco
negro como una roca
perdido en la noche eterna de los dédalos
solo en la ausente muchedumbre
siente en vértigo de lo oscuro
el poso que traga aliento y sueños
carne y huesos
no afloja
solo busca compasión o pena
le da igual

sentado al filo de la cama
se dejaba ir si oponer resistencia
laxo
sede
y no hay atmósferas posibles
sus pies penden como
badajo silencioso
lo sabe la rutina maldita de la vida
la repetida escritura de las mañanas
depresión esdrújula con mayúsculas
y tinta china
para escribirse en la piel
que no se olvida

aquel hombre henchido de insatisfacciones
arrastra océanos despoblados
su lengua es la osamenta estéril del amanecer
entre los pliegues del alma le llueve arena
entre sus piernas
y sus manos
un manojo de flores
arrebatadas al jardín del campo santo
aguarda congelado

vuelve la mirada al pasado
el vórtice se detiene un segundo
la atmósfera lo entrega al peso
de la realidad y recuerda…
el amor fue una golondrina
que le robó el alma
en un descuido inesperado
del que apenas pudo despedirse
con dos puñados de tierra
aún clama
la caja se hunde en aquel agujero
aún llora
la ve partir…
y solo espera encontrarla 
en un hasta siempre