miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tratado sobre la insistencia de la desmemoria y un espejo oxidado



Acelerados a todo vapor rugieron como dragones
las serpientes de luz en la mirada
les condujo en un pestañear
a los bajos fondos del instinto
allí como corderos entregados al sacrificio
se desnudaron en silencio
cual hambrientas bestias devoraron los pétalos de las sonrisas mutuas
como fieras, intentaron saciar el apetito de la especie
contoneaban caderas, entrelazaron extremidades, cual si bailaran
gritaron, se ahogaron, gimieron y sonrieron al final con tanta lascivia
que podían incendiar el amanecer como un cigarro.
Clavaron como puñales sus ojos en los ojos ajenos
Aceleraron una vez más el paso hasta las praderas
allí cabalgaron cual salvajes potros sin amo
siempre libres, siempre ajenos
No hubo compasión
bulló la fiebre azul como hormiguero
y el juego de dados, y la cábala, y las interminables yes que preguntan al futuro
arrojaron ceros y dibujaron signos indescifrables como medusas sonoras
en la lengua de las avispas del destierro solo ecos ahogados
eran piedras, lápidas, eternas marcas que un gemido borraba.
El cuarteto de ojos calló como presa sometida por felinas fuerzas
así aprendieron a palpar, como el niño que lame su helado al salir de la escuela,
esa caligrafía eterna de poros y sudores, saliva, semen , lágrimas.
En la paleta del pubis mezclaron cuidadosamente los elementos
fueron la base primordial de la pintura del universo.
A esta hora solo dios sonreía y los amantes lo contemplaban con indiferencia.
Los aullidos del desierto ahogados se expandieron por la infinidad superflua
fueron como el segundo exacto de la noche en punto
como el color metálico de las doce sin luna
como la onda expansiva del orgasmo de las madreperlas y los corales
así fue la noche primera cuando el universo se alivió
y perdió en lontananza sus fronteras.
Hubo un tiempo antes del ayer
como un lunes en la tarde
como un veinte de enero cualquiera
como el sol de seis tras un aguacero
hubo un tiempo sin tiempo en los relojes coagulados
allí sembré tus manos y tus besos
como dos mangos
y aún espero ver nacer las flores del pasado.

1 comentario:

la flor de magnolia dijo...

"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse..."
Recordé esta poesía de Celaya cuando leia esto tuyo, me recuerda lo dura que es la vida, y hoy que estoy muy triste siento que soy yo la que "aulla ahogada en el desierto"