lunes, 27 de enero de 2014

Cánticos del viento I

 

La pasión surtidora de delirios supo
hacer nido en mis cabellos

ramas de melancólica brisa
posada a mi diestra como la tarde
y el tictaguear que no se detiene
la fuga no alivia retumba entre eco
y eco la fiebre alucinada
y aquella mecánica fílmica ojos adentro
abrazado a la almohada
en un intento desesperado de
quienes clamamos al sueño

en mí
sienes agudas y firmes cuestionan con insistencia
¿la terquedad es un destino?
qué de la rosa aquella que el humo
llevó al cielo
dónde las horas niñas
la timidez exacerbada
el rubor del instante nunca concluido
ni consumado
quién sabrá lo que pudo ser
si hubiese sido

la posibilidad es un duende maldito que se burla
y tus ojos como un enigma
como un barco fantasma que allende pasa
como una nao de sol que disputa el ocaso
y nacer incesantemente
y partir con tanta violencia
siempre nacer y ser nuevos
y otros
para renunciar a todo
incluso a las huellas

la noche es una condena
una colmena en silencio que zumba
incesante como una turbina
como el chirriar del filamento de los bombillos
retumba
allí se chamuscan un par de ideas
acabadas de nacer
como moscas trastornadas y ciegas

dónde están las naves qué quemamos
el día de la llegada al puerto de la desesperanza
lodo oscuro estrellas claras
luna madre indiferente y fría
y una mar repetida en olas de sal que estalla
blanca espuma
seminal irrupción de la vida al filo de todo misterio
al filo de la vida misma
y un espejo roto
donde mirar… mirándonos

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